Julia Maria Feldhausen - †15.12.2024

Julia Maria Feldhausen +15.12.2024

Julia comenzó a trabajar para la Zukunftsstiftung Entwicklung en septiembre de 2015, luego de postular al puesto de acompañamiento de proyectos con enfoque en América Latina. Julia llegó con un año y medio de experiencia trabajando para Welthungerhilfe en Cuba, enfocándose en la agricultura ecológica, y con una profunda pasión por la isla. Este fue un punto de conexión desde el principio. Cuando Julia inició su labor, se mostró delicada, sensible, empática y comprensiva hacia los socios de los proyectos y las iniciativas.

En ese momento no imaginé que ella era una mujer inquebrantable y tenaz: el hecho de que, después de estudiar Ciencias de América Latina, trabajara durante un tiempo en gastronomía porque no había conseguido inicialmente el trabajo que deseaba, y se negaba a aceptar otro, ya daba pistas sobre esta determinación.

En 2015, Julia se mudó a Bochum y se volcó por completo al trabajo de la fundación, que en aquel entonces era más pequeña, con menos diferenciaciones en el acompañamiento de proyectos. Aunque su enfoque era trabajar con socios de proyectos en América Latina, también existía la expectativa de que conociera a todos los socios. Así, su responsabilidad pronto se extendió también a proyectos en África.

 

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En 2018 viajamos juntas a Perú. En los Andes del norte, Julia sufrió soroche, el mal de altura. Habíamos visitado un pueblo a unos 3.500 metros de altura y por la noche descendimos lentamente por caminos montañosos bajo la lluvia y la niebla. Cuando salimos del coche, Julia ya se sentía muy mal. Esa noche golpeó mi puerta. Estaba bastante desconcertada, le preparé una bolsa de agua caliente, le di hojas de coca, la acomodé en mi cama y corrí a buscar un médico en San Marcos. No había médico, solo una posta médica con un tanque de oxígeno. Con un mototaxi llevé a Julia a la posta, donde recibió oxígeno mientras el enfermero se burlaba de nosotras. Según él, no era de extrañar que algo así pasara: ¿Cómo se nos ocurría subir y bajar montañas sin aclimatarnos primero?

Con mucho esfuerzo, llevamos a Julia a Lima. Voló inmediatamente de regreso a casa y pudo recuperarse. El viaje a Perú aceleró decisiones importantes: Julia regresó a vivir a Colonia y comenzó a trabajar parcialmente desde casa.

En Kenia, Julia acompañó proyectos en el sur del país. Muchos Masái quedaron encantados con ella, la describían como una muzungu extraordinaria (extranjera blanca) - tan alta, de extremidades largas y elegante al caminar. También valoraban enormemente su competencia en el acompañamiento de proyectos.

En 2019, Julia fue elegida representante de los empleados en el consejo de la fundación. A partir de 2020, también participó en el cambio de estructura legal hacia una fundación autónoma, un proceso intenso y nada sencillo. Su claridad, sobriedad y pragmatismo resultaron invaluables. Cada vez era más evidente que podía discutir con ella todos los asuntos de la fundación.

En la primavera de 2020, antes del estallido de la crisis del coronavirus, Julia viajó por última vez, esta vez a Nepal. Afortunadamente, regresó a tiempo. Durante mucho tiempo, Julia había deseado convertirse en madre. Su embarazo coincidió con la pandemia. Con el talento fotográfico que solía demostrar en sus viajes de proyectos, documentó ahora el desarrollo de Romy Matilda, su amada hija.

Tras la baja por maternidad, Julia asumió cada vez más tareas de coordinación en el acompañamiento de proyectos. También asesoraba a otros compañeros en cuestiones relacionadas con proyectos complejos que recibían financiación del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo.

En enero de 2024, Julia comenzó a quejarse de que todos los miembros de su familia estaban constantemente enfermos. Romy contrajo neumonía. Luego sospecharon que Julia también tenía neumonía. Así pasó enero, luego febrero y marzo. Sentía que necesitaba una pausa. Ella pensaba en cuatro semanas; yo pensaba en un tratamiento más largo, al menos tres meses. En medio de esta situación, Julia me llamó y dijo: "Annette, he tocado fondo. Tengo cáncer". Le diagnosticaron un tumor cerebral, tumores en los pulmones y el hígado; más tarde, metástasis en la cadera y los ganglios linfáticos.

Con el tiempo, el diagnóstico cambió. Algunos tumores respondieron a la radioterapia, pero no a la quimioterapia ni a las inmunoterapias. Los tratamientos tenían efectos secundarios extremos.

El 11 de julio, Julia se casó con su esposo Simon bajo un sol radiante en Colonia. La propuesta de matrimonio la hizo inmensamente feliz. Durante el brindis, Simon dijo que en los últimos meses habían sido rodeados de tanto cariño, cuidado y amor que se sentían llevados por una ola de afecto y apoyo, algo que nunca habían experimentado con tal intensidad.

Julia mostró una claridad increíble durante todo ese tiempo. Recta y serena, decidió contratar a una consejera de duelo para que la apoyara a ella, a Simon y a su hija Romy Matilda. Con calma y tiempo, Julia grabó además un audiolibro familiar, que terminó a mediados de octubre. Ella apreciaba que vivieran a solo cinco minutos del hospital. Así, Simon y Romy podían visitarla siempre. Además, los familiares se turnaban para acompañarla constantemente.

El miércoles pasado, Julia ya no podía soportar el dolor e iba a recibir una bomba de morfina en la unidad de cuidados paliativos. Simon esperaba que pudieran pasar juntos la Navidad. La mañana del sábado, los médicos le informaron que probablemente Julia no sobreviviría el fin de semana. Julia falleció a las cinco de la mañana del domingo, rodeada de sus seres queridos.

Julia nos hace falta como persona y nos hace falta en la fundación: su actitud, su experiencia, su humor, su sobria claridad, su capacidad de amar.

Annette Massmann, 16 de Diciembre del 2024